LA ORACION Y LA COSECHA

 La oración
Cristo hizo dos declaraciones profundas al describir
la oración. Jesús dijo que debíamos orar siempre y no
desmayar (Lucas 18:1), y también dijo: “Escrito está: Mi
casa, casa de oración será llamada” (Mateo 21:13). Estas dos
citas del Señor son muy conocidas y recitadas, pero siguen
revelando la clave más fundamental de la vida y actividad
cristianas en este mundo.
En Lucas 19:46, Jesús declara una verdad sobre Su casa.
En ningún otro pasaje de la Escritura Él da definición alguna
sobre Su casa. Este es el único lugar donde nos da una idea o
pinta un cuadro para la iglesia venidera sobre la apariencia de
la misma. Esta es Su declaración. Con estas palabras de Cristo
como marco de referencia, se aumenta nuestra curiosidad.
Podríamos preguntarnos: “¿Cuál es la única descripción que
Cristo hace de Su casa?” La contestación podría ser: “Mi casa,
es casa de oración” (Mateo 21:13).
Por lo tanto, todos los niveles de liderazgo tienen el
importante desafío de tener la oración como un valor central
y asegurar su continuidad con metas y objetivos específicos.

La cosecha
La mayoría de los que conocen los ministerios de la Iglesia
de Dios de la Profecía dirán que el llamado a la cosecha ha
sido la causa motriz que Dios ha utilizado para moldear y
reformar esta organización durante los pasados 20 años.
Muchos de nosotros recordamos el llamado divino al
arrepentimiento que se propagó por nuestras iglesias y por
todo el cristianismo occidental a mediados de la década
de los años 80, al principio del “Llamado a la Cosecha”. La
mayoría recordamos que la Asamblea General de 1994 fue
el momento crucial en que Dios nos mandó a “Tornarnos
a la Cosecha”, y unirnos al llamado mundial que Él estaba
dirigiendo en aquellos años.
La lista de adaptaciones, cambios y reformas que la Iglesia
de Dios de la Profecía ha experimentado desde entonces son
demasiado extensas como para enumerarlas aquí. No obstante,
testificamos que, en cuanto a la cosecha de Dios, esta iglesia
está en más conformidad con dicha prioridad que hace 20 años.
Una simple consecuencia de esto es el crecimiento en nuestro
ministerio mundial, el cual ha resultado en una membresía
mundial cuatro veces mayor que la de 1994.
Hoy, el liderazgo de esta familia de ministerios siente
que el divino “Llamado a la Cosecha” sigue siendo nuestro
mandato principal. No se ha revocado ni se ha consumado.
Es con esta inquietud que se ha creado el documento
que usted tiene en sus manos —un plan estratégico para
consumar nuestra visión. Y el elemento central de esta visión
consiste en laborar en la gran cosecha de Dios. ¡Qué cada
iglesia local arda con esta pasión de manera que oriente
sus actividades hacia la cosecha y que emplee todos sus
recursos en alcanzar a los perdidos!
Mientras consideramos este valor central de la cosecha,
Dios ha señalado cuatro áreas que no debemos pasar
por alto:   



• Desarrollar iglesias locales fuertes
• Establecer nuevas iglesias
• El llamado a la joven cosecha
• Participar en la misión mundial